Territorio y urbanización en España: el reto de la gestión territorial y la sostenibilidad local

Barcelona city2.jpg

Fuente:  ciudadsostenible.eu

El análisis de la ocupación del territorio es crucial para la toma de decisiones especialmente en un momento como el actual con numerosos desafíos, que son muchos.

En España la revisión de la ocupación del suelo en el periodo 1990-2018 nos muestra una radiografía de las transformaciones sociales y medioambientales que se han producido: un fuerte proceso de artificialización con la mayor tasa de cambio de uso de Europa; el aumento de los regadíos y de las conversiones intensivas entre cultivos y viñedos, huertos, olivares y cultivos permanentes y la importancia de la creación y gestión de los bosques como principales impulsores del cambio de paisaje.

Repensar la cultura del patrimonio, de la naturaleza, del territorio y la ciudad supone comprender la complejidad social y natural que incide en cada parte del territorio y ponerla a disposición de la sociedad actual y futura.

Una de las principales necesidades es la mejora de la gestión territorial lo que necesita en primer lugar una mejor coordinación interadministrativa, más allá de los aspectos temáticos, así como disponer públicamente de la mejor información sobre el territorio para la información de las autoridades públicas y para los ciudadanos. Eso permitirá la mejor toma de decisiones, observación y control sobre los procesos territoriales, siendo esta dimensión espacial más estratégica si cabe que la dimensión social y económica, porque permite disponer en primera instancia de las condiciones necesarias para conseguir la cohesión social y el desarrollo económico.

Si queremos hacer una apuesta por la sostenibilidad local, se hace necesario fomentar la mejora de la calidad de vida en las ciudades, en especial, a través de la intervención en la ciudad existente.

Se hace necesario entender el campo y el territorio como espacio de innovación, no como el negativo de lo urbano, comprendiendo que no siempre las tecnologías y avances vienen de lo urbano y que ese espacio no es expectante de la urbanización que es reducir su propio valor a algo residual, ya que son una “reserva de lo diverso y lo cualitativo” (Roch, 1998: 91) en un mundo cada vez más homogéneo. Es importante fomentar como línea de actuación una gestión territorial, integrada y pública, que pueda ser utilizada como motor de cambio económico, social y ambiental y permita su protección, así como su activación.

Se trata de potenciar el capital natural de España a través de su protección, conservación y monitorización apoyándose en una fiscalidad que permita el mantenimiento de la prestación de esos servicios ecosistémicos. Esa estrategia solo puede llevarse a cabo con la mejora de las condiciones de vida de la población rural para que redunde en un círculo virtuoso en la sostenibilidad social, económico, ambiental y cultural.

La generación de yacimientos de empleo sostenible en el medio rural unido a la mejora de la digitalización que permita fijar población puede aumentar la conexión de los territorios y aprovechar las sinergias que suponen una mayor conexión tecnológica con un entorno natural. Las nuevas tendencias de teletrabajo pueden complementar el proceso si se dan las condiciones de mejora de la calidad de vida y siempre sin menoscabo de la protección del medio rural para que no pierda los valores naturales que son su garante de un futuro mejor.

Apuesta por la ciudad próxima y productiva

A nivel territorial y urbano, la escala local es la adecuada para su transformación, ya que es en ella donde intersectan los proyectos, la sociedad civil, los sistemas ecológicos y se desarrolla el entorno económico y productivo no capitalista (Roch, 1998: 93).

Para fomentar la proximidad y la reducción de ciclos y de vectores del cambio ambiental global como el cambio climático, se debe apostar por la ciudad próxima, denominada ‘de los 15 minutos’, que permite satisfacer las funciones sociales urbanas esenciales en proximidad física y temporal reduciendo la movilidad y el estrés, y debe complementarse con el aumento de la actividad productiva, en una vuelta a la relocalización de la actividad económica (reshoring) hasta ciertos umbrales que permitan cierto grado de autonomía local. Esto ayudará a reducir la dependencia exterior y la movilidad, y aumentará el empleo estable y de calidad. La ciudad, que nunca ha sido post-industrial aunque se haya podido llegar a definir así, debe dejar de ser casi en exclusiva un centro de acumulación y consumo para integrar la actividad productiva, lo que repercute en el cierre de ciclos en el metabolismo urbano.

Si queremos hacer una apuesta por la sostenibilidad local, se hace necesario fomentar la mejora de la calidad de vida en las ciudades, en especial, a través de la intervención en la ciudad existente, el espacio público y la red de dotaciones públicas para mejorar el estado del bienestar. Esta vuelta a la sostenibilidad local necesita también cercanía espacial para los usos y actividades y el fomento de la actividad productiva lo que llevará aparejado la reducción de la movilidad inducida.

Esta estrategia debe ir aparejada con el freno a los procesos de expansión urbana descontrolada a través de la planificación en diferentes escalas. Conservar y propiciar la diversidad del territorio será lo que permita más posibilidades de desarrollo en un momento de incertidumbre en el que debe primar el principio de precaución y los objetivos que redunden en el interés general. Asimismo, debe fomentarse la difusión de buenas prácticas en materia de sostenibilidad urbana y territorial, a la vez que incentivos fiscales y económicos para su puesta en práctica para poder escribir otro futuro territorial en España, en el que el crecimiento económico no dependa de la pérdida de valores del territorio, sino todo lo contrario. El futuro se diseña y España cuenta con un gran potencial territorial, que con una buena planificación y cooperación puede hacernos tener el mejor de los futuros posibles.

Recomendaciones

Una fiscalidad para proteger, conservar y utilizar el potencial del capital natural de gran valor que tiene España en su territorio. Esto permitirá el mantenimiento de la prestación de los servicios ecosistémicos que presta y servirá como financiación de las inversiones necesarias para la mejora de las condiciones de vida de la población en el medio rural lo que ayuda ante el reto demográfico de gran parte del territorio español.

Fomentar a través del cambio normativo, préstamos y subvenciones de proyectos y estrategias para la mejora de la calidad de vida en las ciudades hacia modelos de planificación de ciudad próxima y productiva, unido al freno a la expansión urbana descontrolada para que todos los esfuerzos redunden en la transformación y mejora de la ciudad existente.